

La antigua Biblioteca Episcopal
La Biblioteca de los obispos comienza a formarse en el S. XVI con la creación del Archivo Diocesano en el año 1521. Su carácter hasta el S. XVIII fue exclusivamente privado para uso del Obispo y sus familiares y es en tiempos de Carlos III cuando recibe la consideración de biblioteca pública. El primer atisbo de apertura de la antigua Biblioteca Episcopal al público surge a raíz de la expulsión de los jesuitas por Carlos III en 1767 y la promulgación de la Real Cédula de 17 de febrero de 1771 que se aplicará con carácter retroactivo desde el 27 de noviembre de 1768, por la cual se ponía en conocimiento de prelados y cabildos de las iglesias catedrales, principalmente las disposiciones a observar en lo tocante a la creación de bibliotecas en los palacios arzobispales y episcopales: “Resérvense [...] a favor de las mitras todas las librerías de los prelados [...] para el uso de sus sucesores y familia, y para el aprovechamiento público de sus diocesanos, principalmente aquellos que se dedican al estudio de la Predicación y demás exercicio del pastor espiritual de almas” (Real Cédula de 17 de febrero 1771. Apartado XXVIII)
El Obispo D. Agustín de Ayestarán y Landa en 1771 nombra como bibliotecario a D. José de Hoyos Noriega, Catedrático de Prima de Teología en el Colegio de la Asunción de Córdoba, y encarga el diseño del edificio donde irían ubicadas las bibliotecas de los jesuitas después de su expulsión al arquitecto Ventura Rodríguez.
“Ventura Rodríguez Maestro mayor de esta C[iuda]d no encontró otro lugar que el que ocupan las Cavallerizas y havitaciones de cocheros de este Palacio, que es necesario trasladarlas a otro sitio y hacer en la competente Fabrica p[ar]a la cual tengo prevenidos los materiales de cal, madera y algunas piedras y espero tendrá principio en ese verano, la qual concluida se derribaran las antiguas oficinas y se labrará en ellas la nueva Biblioteca, con arreglo a la planta que dejo aqui deleneada” (AGOC Reales Ordenes. T. 4. 1798 a 1802. ff. 270 r)
El fondo fundacional de la Biblioteca Episcopal surge con la donación que hizo D. Pedro Salazar y Góngora, Obispo de Córdoba (1738-1742) viéndose incrementada con la asignación que hiciera Carlos III de las librerías de los Colegios de los Jesuitas de Córdoba y Montilla, permitiéndonos conocer hoy toda la cultura de la Compañía de Jesús en Córdoba desde su llegada hasta su expulsión.